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Como idea principal para la formación interna del Archivo destaca la adecuación del Claustro Menor como Sala de Lectura Central, recinto que tras su acondicionamiento por la cubierta ligera proyectada que incluye tres grandes lucernarios, resulta de inmejorables condiciones – espaciales y de iluminación natural muy adecuadas para su nueva función.

Este cerramiento cenital con forma de techo plano para la Sala, se constituye por un entramado de correas metálicas en celosía recubierto por cerramientos ligeros de chapa metálica en su cara exterior y de tableros de madera para pintar en su cara interior, dejando entre ambos una cámara de aireación y ventilación.

Los lucernarios abiertos en esta cubierta para la entrada de luz natural son volúmenes de cristal y perfilaría de aluminio, que con su doble protección y aireación interior posibilitan el correcto aislamiento

Otra idea básica radica en desarrollar el depósito como un contenedor estanco situado sobre la antigua capilla con tres niveles sobre ello y uno en sótano, bien acondicionado, ocupando el antiguo espacio de la cripta, hoy destruida. Las conexiones verticales de documentos y accesos de personal se localizan en uno de sus extremos, ocupando un espacio que anteriormente estaba a cielo abierto entre la sacristía y la capilla, no afectando por tanto la recuperación de las bóvedas existentes en estas dos estancias, que se restauran y reconstruyen en su totalidad.

Dentro de ese volumen e independizado del depósito la antigua Capilla se destina a Sala de Lecturas especiales de microfilms directamente relacionada con la Sala de Lectura Central.

Para la organización general del Archivo la escalera principal del mismo se ha situado en el vestíbulo de acceso. Esta dilatada escalera de desarrollo elíptico se ilumina por un lucernario situado en su cubierta que permite la entrada de luz natural en este ángulo interior.