Pocas poblaciones cuentan con la feliz posibilidad de transformar un romántico Palacio formado en la segunda mitad del siglo XIX y rodeado de unos valiosísimos jardines, en un complejo arquitectónico público y abierto como ayuntamiento y dotaciones culturales.

En 1981, tras la adquisición del Palacio por el Ayuntamiento se programó su restauración y transformación realizándose un estudio previo que fijó las bases y criterios fundamentales del proceso a recorrer a través del tiempo.

El propósito de este plan de actuaciones supone en esencia la apertura controlada a la ciudad de un conjunto arquitectónico que por su carácter palaciego se conformó como recinto privado; apertura inspirada en las condiciones de servicios abiertos a los ciudadanos que debe ofrecer un Ayuntamiento.

El Pabellón-biblioteca de los Infantes de Orleáns y Borbón, construcción abuhardillada con una cubierta a dos aguas e fuerte pendiente y de planta rectángulas de 9 x 19 m situado en un lateral del jardín de levante y anexo a la casa portería, se destinó para su transformación en Biblioteca Municipal.

El nuevo interior de la biblioteca ha surgido por la reunión en un solo ámbito espacial de sus distintas zonas, iluminado con luz natural suficiente  uniforme tras abrir de nuevos huecos. Para el acceso a esa sala única se ha mantenido el pequeño vestíbulo originario, construcción cubierta a cuatro aguas cuya linterna cenital ilumina sus paredes decoradas con pinturas al óleo sobre estuco.

El espacio principal de la biblioteca se modela por los cuerpos construidos en madera para su amueblamiento, partes inherentes a su arquitectura.

El puesto de bibliotecario, es una pequeña construcción central, solucionado como un mueble techado y abierto en su frente mostrador, resolviendo en su cara posterior un área de aseos. Esta construcción estructura a la biblioteca en dos áreas de lectura: de lectores infantiles y de lectores adultos.

En la primera, situada tras el mueble separador del acceso, se disponen seis mesas circulares robustas y sólidas, repartidas en toda la estancia. La sala de lectores adultos se organiza mediante dos mesas rectangulares con iluminación artificial incorporada a la manera tradicional. Sus laterales están forrados por un ángulo de estanterías desarrollado en dos órdenes, registrándose el superior mediante una estrecha galería a la que se accede por escuetas escaleras localizadas en ambos extremos. Su barandilla de listones de madera muy próximos para tamizar el paso, se remata con un plano reposa libros continuo, volándose un balcón semicircular en el centro de cada lateral que posibilita la consulta rápida de libros sin interrumpir la circulación.

Todos los elementos de metalistería y cristal para lámparas y apliques así como los de los muebles y acabados en madera de pino oregón, que presentan ventajas estéticas, acústicas, económicas y térmicas, han sido diseñados para este proyecto.