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PROYECTO BÁSICO Y DE EJECUCIÓN

 

FECHA DEL PROYECTO:

2004

 

PROMOTOR:

Ministerio de Fomento

 

AUTORES DEL PROYECTO:

César Portela Fernández-Jardón

Antonio Barrionuevo Ferrer

Julia Molino Barrero

SENER Ingeniería y Sistemas S.A.

 

P.E.M.

482 205 424,40 € a nivel de Proyecto Básico

La nueva Estación Central de Valencia será sin duda, una gran obra de la infraestructura ferroviaria para composiciones de largo recorrido y de cercanías en la que confluirán diversísimos modos de transporte público de escala urbana, interurbana, metropolitana, regional, nacional e internacional; reuniéndose en su entorno líneas de metro, tranvías ligeros, autobuses urbanos y de transferencias con el ferrocarril, taxis, aparcamientos de vehículos privados, de servicios, motocicletas y bicicletas.

 

¿Cómo resolver este vasto nudo de intercambios entre medios de desplazamiento de viajeros en el centro de la ciudad de Valencia?

En esencia nos hemos planteado modelar el espacio de esta arquitectura del transporte dando forma y respuesta eficaz a todas las interconexiones y enlaces. Por lo que el estudio y resolución de las circulaciones y accesos de viajeros a los distintos vestíbulos de las estaciones, que confluyen sobre la principal, procurando recorridos eficaces, claros, sencillos y confortables, con el empleo del menor tiempo posible, ha sido la meta a alcanzar que ha guiado este proyecto.

 

Pero el concepto de eficacia, una vez asegurado el principal de la interconexión adecuada entre todos los medios, se ha extendido al de confort y seguridad de los viajeros y personal interno, tanto en condiciones normales como en casos de emergencias.

 

En este sentido es necesario considerar que la Nueva Estación Central de Valencia, es una estación subterránea pasante de doble nivel de andenes superpuestos, servida por túneles, de la que sólo aflora el nuevo edificio de viajeros para organizar los vestíbulos de salidas y llegadas de las composiciones de largo recorrido.

 

La necesidad de ampliar la capacidad de la ciudad actual, por lo general, precisa de una intensa relación de intercambio superponiéndose para ello una creciente serie de niveles, que renueven e introduzcan un mayor vigor en las redes superficiales tradicionales ya agotadas; empleando para ello los niveles bajo la cota del terreno natural, donde desarrollar instalaciones infraestructurales en la que destacan las nuevas vías de comunicación subterráneas para el transporte público, encontrándose así mayor agilidad entre las partes interiores y exteriores de la gran ciudad y la renovada vitalidad de sus centros históricos.

 

En Valencia, ciudad mediterránea, deseábamos y proyectamos que en esta obra urbana bajo la cota cero fuera cualidad primordial la luz que reciban sus espacios; que junto a la aireación y demás aspectos climáticos recreen el necesario confort y el alto grado de habitabilidad que toda arquitectura debe dispensar, considerando que la luz por excelencia es la solar en el hemisferio meridional.

 

El Proyecto, en busca de este confort y seguridad se ha guiado administrando esta luz natural que mediante grandes patios abiertos en los recorridos descendentes la introducen en el interior subterráneo, creando una continuidad que nos lleva de la plana luz solar hasta la penumbra. Es decir, un itinerario bañado por la luz que cambia gradualmente para que no se violente el recorrido perceptivo del espacio en el transito entre luz natural y luz artificial de los niveles mas profundos.

 

La luz es, además, claridad. Y esta claridad es el principal atributo del espacio del transporte porque ellos requieren continúa orientación. Se hace necesario que el espacio bajo la cota cero se perciba, registre y habite con la mayor naturalidad posible. La cadencia de unos espacios sobre los otros, desde los vestíbulos hacia los andenes, el paso de luz natural a la artificial debe estar pensado para lograr la comprensión inmediata de los ámbitos arquitectónicos dispuestos.

 

En definitiva, pese a su gran grado de artificialidad la Nueva Estación Central de Valencia, incluso en sus ámbitos subterráneos, debe constituirse en paisaje humanizado. El hombre tiende a la naturaleza porque es parte de ella y también debe encontrar en la arquitectura excavada, referentes espaciales y temporales que se perciban, en lo esencial como tales fenómenos naturales. Ciertos aspectos de escala, topológicos o climatológicos pueden reproducir sensaciones y fenómenos afines a los naturales. Superando una visión exclusivamente mecanicista, la arquitectura subterránea del vestíbulo de cercanías de la estación, por su forma orgánica y su dimensión, es comparable a creaciones geológicas de la naturaleza, que hacen comparables grutas con catedrales o grandes estaciones ferroviarias.

 

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